viernes, 28 de julio de 2017

Aquel sexo salvaje...

Nuestros aromas se combinaron. Nuestros cuerpos se entendieron. Nos agarramos al mismo ritmo, con la misma intensidad, la misma voluntad. Hemos hecho del sexo exactamente lo que hay que hacer: un intercambio intenso, fluido, alucinado. Sin que nadie necesite contener, sin que nada necesite ser prohibido o previamente consentido: nuestra comunicación era física. El sexo casual más casual de toda mi vida no prometió nada, pero cumplió sin salvedades

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